Uno de los temas a diario en Colombia es la negociación entre el estado y las F.A.R.C para poner más que un fin a esta guerra por causas que tal vez ya se han desencaminado con el tiempo; es un cese de sufrimiento y dolor de familias que han sentido todo el peso y castigo de la vida, muchas veces sin merecerlo porque han perdido más que vidas, tierras, amigos y familiares, pero en un enfrentamiento es el precio que hay que pagar de uno u otro bando, ¿cuántos más deben dejar de vivir?.
Hace un par de días un conocido me dijo que por cuestiones académicas tenía que hacer un video con mi propio concepto, ¿qué es la paz? Junto a un amigo; la pregunta era corta y compleja, aumentaban los nervios al tener en frente una videocámara y antes de grabar, hablábamos entre dientes rápidamente el concepto que cada quien daría y teníamos tantos en mente que cuando dijeron, ¡grabando! Saludamos y duramos casi 8 minutos hablando de la paz como valor del ser humano, como el estado espiritual natural que cada persona debiese tener, el espacio innato de equilibrio y estabilidad de cada ciudadano; cuando el video empezó a rodar por las redes sociales (se redujo a menos de la mitad del tiempo) me dí cuenta que no eran más que diferentes puntos de vista unidos por buenos conectores con bonitas palabras pero al final ni mi amigo ni yo hemos sido parte, sufrido algún conflicto ó estado de vulnerabilidad para sentir (la otra cara de la moneda).
Hablamos de un tratado de paz cuando no reconocemos el conflicto, porque si realmente el estado colombiano reconociera al grupo al margen de la ley F.A.R.C (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), tendría un gran impacto no sólo para nuestro país sino para el mundo entero porque sería un grupo reconocido ante las autoridades mundiales como la INTERPOL (Organización Internacional de Policía Criminal), es seguir aumentando la guerra y el sufrimiento que desde la violencia bipartidista en 1945, el Frente Nacional en 1953, la creación ‘formal’ y reconocida por parte de Marulanda de las F.A.R.C 1964, la toma del Palacio de Justicia por el M19 en 1985, el auge de las AUC en la década de los 90´s y los fuertes y debatibles mandatos de Uribe hasta el 2010 y otra cantidad de sucesos que han ocurrido a lo largo de la historia de nuestro país, ha generado a millones de personas, cada preso que se encuentra en el país por actos delictivos que se relacionen con esta Organización pasarían a ser presos del estado y al cambiar esto también más de un político de las oligarquías familiares caería en este embrollo.
He escuchado de muchos, la afirmación de incoherencia puesto que si se habla de un ‘Tratado de Paz’ se siguen cometiendo a diario delitos y actos en contra de los civiles y la sociedad, pero es que no hemos entendido que dar el primer paso no significa que todo esté resuelto ó que será un hecho; hablar un tratado no significa un cese al fuego; de ambas partes, la Constitución ordena que las Fuerzas Armadas de Colombia (F.A.C) deben combatir y proteger a la población frente a cualquier tipo de disturbio que ponga en peligro, por ello los actos que se cometen por el otro bando se consideran una forma de presionar a los representantes entre el Gobierno, las víctimas para que haya pronta respuesta o se acceda a lo que ellos solicitan, así que no pretendamos que una guerra de años va a finalizar en unos meses, simplemente es el primer paso el cambio y si la paz de este país pende de unas firmas con unos puntos clave para encontrar esa tranquilidad y armonía en cada uno de nosotros y de generaciones futuras, prefiero colocarme en los zapatos del otro y no sólo acompañarlo sino ayudarlo y acrecentar nuestro sentido de pertenencia y co-ayuda hacia el otro.
Independientemente de los avances que haya realizado este gobierno (Juan Manuel Santos Calderón) ha sido el primero en abrir miras al proceso de paz, donde los colombianos directa e indirectamente nos encontramos involucrados y la construcción hacia ese camino se encuentra en cada uno de nosotros, para esta oportunidad el ingenio social se trata de reconocer que hay un problema social en nuestro país y que también podemos tejer soluciones mediante el perdón y el apoyo hacia las verdaderas víctimas, para logar esa cohesividad de solidaridad como país que debiéramos tener; sólo resta esperar la continuación y avances del tratado, así que amanecerá y veremos.
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