Si bien es cierto que este sector es uno de los de los más importantes en la economía colombiana por dejar gran parte de sus regalías al país e impulsarlo a los mercados extranjeros, no cómo Venezuela siendo país productor; sino como la mayoría del mundo que prefieren dejar de lado su belleza natural y colorida que nos brinda este planeta maravilloso, para nublar el paisaje de gris y extraer de lo más profundo de las rocas, minerales como el carbón, níquel, oro y esmeraldas que son exportados a países como Estados Unidos, Alemania y Japón, por nombrar algunos; que serán la materia prima de muchos aparatos tecnológicos, combustibles, joyas y otro tipo de artículos costosos que debido al consumismo compraremos en tiendas a un alto precio, sin saber el proceso y la pobreza que deja en el fondo.
En Colombia la regulación ambiental y social de la minería es ambivalente y contradictoria, la ley 1382 que en el año 2010 reformó el código de minas (Ley 685 de 2001) que prohíbe la actividad minera en zonas como los páramos; también fluctúa en varios de sus puntos claves, ofreciendo más garantías a aquellos que explotan desde las entrañas la tierra, la gente y llenan de falsas esperanzas e ilusiones a la comunidad humilde y pujante, cansada de creer en un gobierno inexistente que brilla por su ausencia, hambrienta de compromiso y ganas de salir adelante, haciendo lo que sea para llevar un sustento diario a sus familias.
Es donde las grandes compañías se aprovechan de aquellas carencias y la incapacidad de satisfacer sus necesidades básicas, que en el proceso de aprobación de dicho proyecto, es necesario; convencer a más de un político corrupto para que esté a favor y sólo reciba su ‘mermelada’ correspondiente, después de salir a los medios de comunicación a mostrar y vender los beneficios y progreso que traerá el mismo, más adelante al establecerse en el sitio del cual será saqueado su patrimonio, en dos etapas (exploración y explotación) las cosas de una forma y otra cambian con el tiempo.
Como somos pueblo sin memoria que se deja llevar por incentivos y premios de consolación de campañas políticas; basta con enfocar los ojos en aquel capítulo del proyecto de explotación de oro ‘La Colosa’ en el municipio de Cajamarca- Tolima por parte de la multinacional Surafricana Anglo Gold Ashanti que pretende cambiar un ecosistema silvestre en un verdadero desierto, por sólo nombrar un ejemplo.
Entonces, para concluir; no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que otros disfruten los recursos que ni si quiera nosotros hemos podido conocer, ¿dónde está el sentido de pertenencia que tenemos por nuestro país?, así como luces con orgullo camisetas y otros accesorios con banderas de países desarrollados, ¿estás dispuesto a hacerlo si fuese un motivo ‘patriótico’? Así que mi invitación es a encontrar tu ingenio social, ese mismo que nos caracteriza y distingue a los colombianos del resto del mundo, las soluciones a problemas ambientales o pobreza no son para nada sencillas, porque no son visibles los grandes resultados de mejoramiento como construir puentes o cosas materiales, pero es una de las labores más gratificantes; trabajar con personas y edificar su pensamiento y perspectiva de la vida, encaminándola a encontrar soluciones; esto no se trata solamente de hablar, sino actuar pensando en el otro, no en informalidades sino educando, capacitando y brindando verdaderas oportunidades de empleo formal.
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